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Los juegos ero ero de ita sasu juju! xP

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1Los juegos ero ero de ita sasu juju! xP Empty Los juegos ero ero de ita sasu juju! xP Sáb Jul 26, 2008 12:07 am

Nyappy_yaku

Nyappy_yaku

No lo escrivo yo pero lo promociono =)

Advertencia este fan fic tiene muuuuuuuuxo lemon! $:
XD!
ai les va! ^^
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Capítulo 1:

Un baño relajante [Itasasu]



- Espero que no olvides las responsabilidades que tienes para con tu clan en mi ausencia, Itachi - volvía a repetirme por enésima vez mi padre -. Durante mi misión, debes asistir a todas las reuniones y participar en todos los conflictos y decisiones en mi nombre y no quiero tener ninguna queja de nadie cuando vuelva, ¿me has oído?

- Sí, padre - le contesté inexpresivamente sin mirarle a la cara mientras caminaba a su lado -. No haces más que repetírmelo una y otra vez desde que vine de la misión de anbu...

- Por si acaso se te olvida.

- ...

Caminé en silencio junto a mi padre, dirigiéndonos al barrio del clan Uchiha. Yo estaba agotado, puesto que acababa de venir de una misión muy larga y lo primero que me había encontrado al salir del despacho del Hokage, tras entregarle el informe de la misma, fue la cara de perro antipático de mi progenitor esperándome en la puerta. Me había soltado la charla una y otra vez por el camino. Que si el clan Uchiha por aquí, que si el clan Uchiha por allá, que si mi responsabilidad... tonterías y estupideces de siempre que tenía que aguantar y que me estresaban más aún de lo que ya lo estaba por mi propio trabajo. Al menos, podría tener un poco de tranquilidad estando él fuera de misión, así que intenté soportar como pude aquellos agobiantes momentos para poder disfrutar de un poco de libertad en su ausencia.

La tarde estaba desapareciendo poco a poco mientras el sol se ocultaba de forma sutil en el horizonte cuando llegamos a casa. Mi padre saludó secamente a mi madre, como hacía siempre con todo el mundo, pero ella le dedicó una sonrisa que, en mi opinión, no se merecía (bueno, quitando el hecho de que le hubiese hecho dos niños tan monos como mi hermanito y yo pero vamos ¬¬). Luego, me sonrió a mí y me preguntó que tal la misión y si venía cansado. Mi padre se había ido a su habitación a preparar lo necesario para irse.

- Bien, solo quiero relajarme un rato - dije de la misma forma inexpresiva y me senté a la mesa del salón, cogiendo una galleta del plato que había en el centro de ella.

- Entonces te prepararé un baño antes de hacer la cena - me sonrió y se dirigió al cuarto de baño.

- ¿Sasuke sigue en la academia? - le pregunté de repente sin cambiar mi tono, tras comerme la galleta y cogiendo otra a continuación. Oí el agua fluyendo del grifo desde el salón.

- Hoy tenía prácticas de shuriken y seguramente se habrá quedado un ratito más, ya no tiene que tardar mucho en llegar - escuché la contestación de mi madre en el cuarto de baño. Una inexplicable sensación de alivio me envolvió.

Al cabo de un rato, mi madre volvía para decirme con su sonrisa que ya podía meterme en la bañera, así que me levanté y me dirigí pesadamente, tras un seco "gracias", al cuarto de baño. Por el pasillo, ví a mi padre dirigirse hacia el salón caminando frente a mí, los dos andando tranquilamente y sin ninguna prisa. Nos cruzamos un instante en silencio y seguimos nuestros respectivos caminos. Pude oírle decir mientras nos dábamos la espalda "No lo olvides" y mi ceño se frunció, me puso de mal humor recordar lo mismo de nuevo. El clan Uchiha.

Me desnudé, tirando las prendas al cesto de la ropa sucia con violencia, pagando mi cabreo con esos trozos de tela que no tenían culpa ninguna de la sangre que corría por mis venas. Me deshice de la goma que sujetaba mi pelo, apartándome los mechones de mi cara mientras entraba en la caliente estancia llena de vapor. Fui hasta la ducha y me coloqué bajo ella, sintiendo el agua sobre mí cuando abrí el grifo. Levanté la cabeza para poder notar el tibio líquido transparente rodando por mi cara. Aquello era tan agradable. Con mis ojos cerrados, intentaba olvidarme del mundo que cada vez me molestaba más y más a mi alrededor. Mi pelo se mojaba. El agua recorría mi espalda, bajando hasta llegar a mi firme trasero, siguiendo por mis piernas. La relajante sensación de humedad en mi cuello, en mi pecho, en mis abdominales, en mi entrepierna... De repente, una voz me sacó de mi intento de desaparecer del mundo y fundirme con el agua. Un "ya estoy en casa" con una vocecita animadamente infantil y jadeante. Una sonrisa de mis labios.

Cerré el grifo y comencé a enjabonarme mientras escuchaba lo que ocurría fuera del cuarto de baño. Sasuke saludaba a mi madre con efusividad. A mi padre no lo saludó con tanto entusiasmo. Escuché cómo se despedía casi inmediatamente después de las palabras de Sasuke y se iba. Me hervía la sangre nada mas que por aquella actitud. ¿Acaso no tienes dos hijos? ¿es que Sasuke es invisible para ti? El hecho de que siempre estuviese pendiente de mí y se olvidase de mi hermano me mataba por dentro. Sasuke siempre se esforzaba por tener contento a mi padre, pero parecía que nada era suficiente para él...

Una nueva sonrisa en mi cara. Mi hermano preguntaba por su nii-san. Una sensación de bienestar me inundó en un instante al oír la alegría en la voz de Sasuke cuando mi madre le dijo que ya había vuelto pero que no me molestase porque estaba muy cansado. Él asintió animadamente. Me enjuagué y entré en la bañera lentamente, notando el agradable calor del agua en la que me introducía, sin poder quitarme esa vocecita infantil de mi cabeza. Mi hermano podía llegar a muy molesto a veces (todos los hermanos pequeños lo son, habla la experiencia ¬¬U) pero siempre conseguía hacerme sentir bien en el mundo que me había tocado vivir y que cada vez podía soportar menos. Era un instante de paz en mi interior. Esos ojitos negros que me miraban con admiración y envidia. Quería aprender de mí para no ser como yo. Sasuke. Cuando quise darme cuenta, mi mano estaba en mi entrepierna... subiendo y bajando sin parar...

Hasta los genios de 13 años tienen necesidad de masturbarse alguna vez y mi cuerpo necesitaba tanto un momento de relajación absoluta que no me negué aquel gusto desde luego. Empecé a dejar de prestar atención a lo que ocurría fuera del cuarto baño. Me concentré solo en lo que tenía en aquel momento en la mano y en la mente. Presión. Contracciones. Respiraciones entrecortadas. Sasuke. ¿Cómo podía estar pensando en mi hermanito de 7 años mientras me tocaba la polla? Ni yo mismo podía responderme a esa pregunta que me había hecho tantas veces, puesto que, lo más preocupante es que no era la primera vez que lo hacía.

El simple pensamiento de aquella carita inocente excitaba. Su cuerpecito tan blanco y pequeño. Sus ojitos negros entrecerrados preguntándome en silencio "¿qué me haces, nii-san?" El ritmo de mi mano aumentaba. Mis ojos se cerraron por el placer que sentía cada vez más. Su cabello negro tan suave y bonito. Su vocecita de niño llamándome entre gemidos. Nii-san. Nii-san. Mi erección recibía más presión todavía por el frenético movimiento de mi mano. ¿Por qué? me preguntaba imaginando la cabecita de Sasuke hundida entre mis piernas, ¿por qué cada vez que hago esto me viene Sasuke a la cabeza? Su voz en mi cabeza. Nii-san. Nii-san...

- Nii-san, ¿puedo entrar? - abrí los ojos sorprendido y regresé al mundo real al oír la voz de mi hermano pequeño, que asomaba adorablemente la cabeza por la puerta del cuarto de baño.

- Sasuke...

- ¿Me dejas bañarme contigo? - me preguntó inocentemente con una linda carita que hizo que se me endureciera más la erección. Dudé. Pero una idea perversa e inconsciente pasó por mi cabeza...

- ¿Y mamá?

- Ha ido a hablar con una vecina y como sé que va a tardar... quería estar contigo - casi me lo comí por lo kawaii que se veía >///< -... pero tú nunca quieres estar conmigo... u_u

Sonreí sin darme cuenta y le hice un gesto con la mano para que se acercara a mí. Él, con una sonrisa se quitó la ropa, corriendo después hacia donde yo me encontraba (un niño de 7 años no iba a tener pudor ninguno con su hermano) y, haciendo el esfuerzo sobrehumano de no mirar su cuerpecito desnudo, le dí un golpecito en la frente como le hacía habitualmente sin que él lo pudiese esquivar. Se llevó una mano al lugar que le había golpeado y me miró como si estuviese enfadado... pero yo sabía que no lo estaba.

- Lávate antes de entrar en la bañera - le dije con tranquilidad.

- Hai - me sonrió.

Mientras Sasuke se enjabonaba, yo le miraba desde la bañera siguiendo con lo que estaba haciendo (y de lo cual, mi hermanito aún no se había percatado)... solo que ahora tenía el espectáculo en vivo. La blanca piel de Sasuke mojada, al igual que sus cabellos negros me llenaban de deseos de saltar sobre él y hacer realidad mis perversas fantasías. Pero tenía que aguantarme, aquello no estaba bien. Bastante sufrimiento le causaba ya a mi hermano como para provocarle encima un trauma por violación (nee, Itachi aún no se leyó el guión de la serie me parece a mí ^^U). Sin embargo, cuando Sasuke se disponía a entrar al baño conmigo, me miró la entrepierna y preguntó con curiosidad:

- Nii-san, ¿qué te ha pasado en el... ? Se te ha puesto grande y... de pie... - la inocencia de mi hermano me excitaban aún más.

- Eso es normal.

- ¿Normal? ¬¬

- Cuando juegas a algunas cosas, se pone así, es la forma que tiene tu cuerpo de decir que le gusta.

- ¿Un juego? - a Sasuke se le iluminó la mirada y entró al baño enseguida - ¿Cómo es? ¿Yo puedo jugar? - la excitación endurecía más mi miembro ante el interés de Sasuke.

Dudé un momento. No era lo mismo mirarle y pensar en él que enseñarle a masturbar a alguien. Solo tenia 7 años. Y era mi hermano pequeño. Quizás, esas cosas eran las que más morbo me daban de aquello... Mi madre había salido y estaba seguro de que tardaría bastante rato en volver (el marujeo de las madres con las vecinas). Mi padre estaba fuera de misión. Estábamos completamente solos en la casa. Tenía a mi pequeño e inocente Sasuke a mi disposición. Solo tenía que aprovecharme de su inocencia para cumplir mis deseos más ocultos y prohibidos. Un juego. Solo será un juego.

- Si quieres que te enseñe - le dije seriamente - vas a tener que prometerme que no se lo dirás a nadie, ni siquiera a mamá.

- ¿A nadie? - Sasuke estaba extrañado - ¿Por qué?

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2Los juegos ero ero de ita sasu juju! xP Empty Re: Los juegos ero ero de ita sasu juju! xP Sáb Jul 26, 2008 12:08 am

Nyappy_yaku

Nyappy_yaku

1º cap 2º parte:
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- Porque... será nuestro secreto - y me llevé un dedo a los labios en señal de silencio, sonriendo seductoramente (babas y demás fluídos) -. Esto es un juego de mayores y no se debe enterar nadie de que lo sabes, ¿entendido?

- ¡Entendido! ^^ - mi hermano estaba muy emocionado por aquello que le había dicho. Seguro que creía que ya le consideraba mayor como para enseñarle algo que su admirado nii-san no debía porque tenía demasiado nivel para su corta edad. Qué inocente. - ¿Qué tengo que hacer?

Ahora era yo el emocionado. Tuve que ocultar muy bien aquel sentimiento y pensé en cómo podría empezar. Sasuke estaba sentado frente a mí en la bañera, mirándome con sus ojitos impacientes y ansiosos de aprender. Notaba la felicidad de mi hermano por haber accedido a hacer algo con él. Aunque me tuviese envidia por el comportamiento de nuestro padre, sabía que me admiraba y que todo lo que pudiese aprender de su nii-san era poco para mejorar. Yo le miré profundamente, pensando en lo que estaba a punto de hacer. Voy a enseñarle a mi hermanito pequeño a hacerse una paja. Soy despreciable. Pero lo estoy deseando...

- Haz lo mismo que yo, Sasuke - me volvía a acomodar en la bañera y comencé a mover la mano en mi erección. Sasuke inclinó un poco su carita hacia delante para visualizar mejor lo que estaba haciendo. Ya no cerré los ojos, ahora me dediqué a mirarle a él. ¿Para qué imaginar si tenía aquella cosita preciosa delante de mí? Movía mi mano despacio al principio, observando cómo Sasuke se agarraba de la misma forma su pequeño pene (nee, que está en fase de crecimiento, deja que se desarrolle Itachiiii) sin apartar la vista del mío, comenzando a imitar el sube y baja que yo aumentaba cada vez que notaba su respiración agitarse.

- Nii-san - mi miembro se endureció instantaneamente al oír esa vocecita excitada -, se siente... raro >///<

- Si no te gusta - mi voz seria y entrecortada -, para.

- Es que - sus lindas mejillas comenzaban a ponerse rojas -... no sé... es raro >////<

Me estaba poniendo nervioso. ¿Cómo iba a ser "raro" el placer? Bueno, teniendo en cuenta la edad de Sasuke, una sensación tan nueva sí que podía llegar a ser rara. ¿Qué hago? me preguntaba a mí mismo, ¿debería decirle que lo dejara, que todavía era muy pequeño para estar haciendo eso? No, si le decía aquello, Sasuke se enfadaría y continuaría haciéndolo aunque no le gustase, simplemente por el afán de querer parecer mayor que tienen todos los niños a esa edad. Ya era bastante con lo que estaba enseñándole, así que tenía que hacer algo. Entonces, mi perversa mente tuvo una idea...

- Sasuke - me incorporé un poco y puse mi mano sobre la que él movía en su pequeña erección, haciendo que levantase su cara sonrojada hacia la mía... viendo la excitación en nuestros ojos -, ¿quieres hacérmelo ahora a mí?

- O//////O - mi hermano me miraba asombrado y emocionado. Seguramente pensaba que lo estaba haciendo tan bien que quería comprobarlo por mí mismo - ¿d... de verdad puedo... ?

Le afirmé con la cabeza mientras sonreía seductoramente y me eché hacia atrás, colocándome de nuevo apoyando la espalda cómodamente en el borde de la bañera. Sasuke se acercó tímidamente a mi excitada entrepierna y la miró un momento, como intentando asimilar lo que estaba a punto de hacer y que no se creía que pudiese ser posible. Sin saber por qué, alcé una mano hacia él y le acaricié sus suaves cabellos mojados. Mi hermanito levantó la cabeza y me miró sorprendido, sonrojándose aún más, mientras mi mano se deslizaba hacia abajo y acariciaba su húmeda carita mirándole a los ojos con seductora profundidad. Aquel tierno y sorprendente gesto por mi parte pareció infundirle confianza y miró de nuevo mi erección, acercando su temblorosa y blanca manita a ella.

Una enorme y placentera contracción me hizo estremecer al notar los pequeños dedos de Sasuke acariciando la punta de mi pene. Despacito, los bajó suavemente por toda la longitud, cómo intentando familiarizarse con aquella piel que jamás había tocado. Estaba nervioso. Yo también. ¿Aguantará mi deseo? me empezaba a preguntar preocupado, si el simple roce de sus deditos me estaba comenzando a hacer perder el control de mí mismo, ¿qué va a pasar cuando me lo agarre y comience a mover la mano? De repente, sentí una presión en mi miembro y tuve que ahogar un gemido que intentaba escapar de mi boca. Sasuke levantó la cabeza y me miró tenuemente alarmado por aquel sonido que había percibido, sin soltar mi erección. Yo le devolví la mirada.

- Sigue... Sasuke... - mi hermano se sonrojó y volvió a bajar la cabeza, comenzando a masturbarme despacio. Nuevos gemidos ahogados le hicieron parar y levantar la mirada hacia mí de nuevo. Mis profundos ojos negros se clavaron otra vez en los suyos - Tú sigue, Sasuke... sigue... - la mano de mi hermanito pequeño subía y bajaba despacio con aquellos placenteros sonidos luchando por salir de mi boca mientras sus ojos se posaban unas veces en mi entrepierna y otras en mi excitado rostro, que le observaba fijamente con mis oscuros ojos entrecerrados... cada vez más ebrio de placer y morbosa perversión - Más rápido... - susurré entrecortadamente. Sasuke obedeció y ejerció más presión sobre mi pene además de aumentar el movimiento. No podía aguantar tantísimo placer y tuve que cerrar los ojos. Era como un sueño hecho realidad. Mi pequeño Sasuke haciéndome aquello con tanta inocencia, como si fuese un juego -... más rápido... más... - le volvía a susurrar entre gemidos cada vez más difíciles de ahogar mordiéndome los labios sensualmente. Y cuando abrí un instante los ojos para mirar a Sasuke, lo que ví me hizo decirle... - Para, para Sasuke...

Su sonrojada carita no dejaba de mirarme excitada, olvidando la visión de mi entrepierna. La erección de Sasuke se había endurecido aún más por el simple hecho de contemplar la excitación en el rostro de su Nii-san. No podía más. Aquella expresión en la cara de mi hermano pequeño me desbordó y agarré su mano mientras le pedía que parase. Sasuke parecía creer que había hecho algo mal. Pero pronto le demostré que no era así...

- Nii-san, ¿por qué... ? - le interrumpí entonces.

- Ven aquí, Sasuke... - atraje con cuidado su blanco y húmedo cuerpecito y lo senté sobre mi vientre, quedando mi miembro justo detrás de su trasero. Sasuke no me oponía resistencia ninguna - Ahora me toca a mí... - mi hermano me miró un instante con extrañeza puesto que no sabía en un principio lo que le iba a hacer... pero cuando sintió mi mano sujetando su endurecido pene, comprendió al fin.

- Nii-san... - sus suaves gemidos diciendo mi nombre no me dejaban pensar en otra cosa que en el placer, haciéndome presionar y aumentar el ritmo de mi mano en aquella cosita blanca y tan dura que pertenecía a mi pequeño Sasuke. Y sin darme cuenta, me dejé llevar por el deseo y comencé a besar su cuello suavemente, provocando escalofríos en el cuerpecito que tenía sobre mí - Nii-san... ¿qué me haces?... >////<

Esa pregunta. Esa pregunta tan erótica para mí, dicha con esa vocecita infantil y entrecortada. Mis fantasías vividas al fin en la realidad. Los brazos de Sasuke me rodearon automáticamente el cuello cuando sintió mi lengua recorriendo su blanca piel. Su pecho desnudo y húmedo contra el mío. Más contracciones de placer. Notaba sus duros pezones sobre mi piel y no hacía más que calentar más y más mi cuerpo, haciéndome perder la razón y el control. Mi mano libre bajó hasta su trasero, acariciándolo antes de agarrarlo con lujuria. Sentí un pequeño espasmo de su cadera. Esa reacción me animó aún más a continuar y comencé a masturbar a Sasuke más rápido mientras mis labios subían por su rostro, oyendo sus excitantes gemiditos. Cuando tuve su sonrojada carita frente a la mía, nos miramos profundamente. Nuestros ojos negros. Nuestras respiraciones entrecortadas. Nuestras mejillas enrojecidas. Ambos llenos de deseo y de placer. Acortamos la distancia poco a poco, sintiendo el morbo y la timidez de aquello, y fundimos nuestros labios en un beso nada fraternal.

No pude evitar presionar con ansiedad su boca cuando sentí su cálido aliento tan cerca. Le besaba con voracidad, masturbándole con fuerza, mientras Sasuke intentaba seguir los movimientos hambrientos de mi boca torpemente. Colé mi lengua en un momento en que entreabrió esa cálida cavidad para dejar escapar un gemido y pareció sorprenderse tanto por aquello que intentó separarse de mí, pero yo no le dejé e intenté que se acostumbrara. No tardó mucho en imitar el movimiento de mi lengua jugueteando con la suya insistentemente. Un juego nada inocente pero imposible de parar en aquel momento. Sin embargo, yo ya estaba acercándome a mi límite y mi pasión estaba llegando más allá de lo que yo pretendí en un principio. La mano que sujetaba el blanco culito de mi hermano empezó a mover los dedos en dirección a su entrada...

- ¡Nii-san! - se le escapó en un sonoro gemido a Sasuke, cuando sintió uno de mis dedos penetrándole.

¿Qué estoy haciendo? me preguntaba a mí mismo lleno de dudas, se suponía que le iba a enseñar a masturbarse y hemos acabado en esto... Pero es que ya no puedo parar, no puedo. No está bien. Y sin embargo, estoy deseando sentirme dentro de él. ¿Por qué? ¿Por qué, Sasuke? A pesar de mis pensamientos en aquel momento, volví a apresar su boca y seguí moviendo mis manos. La derecha, en el pequeño y erecto pene de mi hermanito. La izquierda, sacando y metiendo dos de mis dedos en su estrecha entrada. Notaba el cuerpo de Sasuke sintiendo contracciones de placer sobre mí, al igual que el mío. Su interior se contraía y se relajaba. El tercer dedo consiguió entrar y seguí aquel movimiento de vaivén. Mis gemidos. Los gemidos de Sasuke. Su carita roja. Sus ojitos negros. Tenía que hacerlo ya.

- Sasuke, siéntate encima... - le dije, apartándole un poco de mi cuerpo y empujándole suavemente hacia atrás, para que su trasero pudiese rozar con mi erección y comprendiese lo que le estaba pidiendo. Él me miró un poco asustado.

- ... Nii-san (joder Sasuke, pareces un pokémon, todo el tiempo repitiendo lo mismo >__<) - con delicadeza, le acaricié el rostro y la expresión de mis ojos le tranquilizó tenuemente. Podía confiar en su nii-san (sí, eso te crees tú ¬¬) así que, ayudado por mis manos, fue introduciéndose poco a poco mi enorme erección en su pequeña entrada. Le dolía. Su carita de sufrimiento lo decía todo pero a mí no me decía nada. Acaricié entonces su pene, jugueteando mis dedos en él para poder relajarle un poco y calmar su dolor.

- Relájate, Sasuke - le susurraba con sensualidad mientras le masturbaba una y otra vez, haciendo que gimiese mientras me dejaba entrar en él -. Cuando esté dentro, te dejará de doler... - y le acaricié nuevamente su sonrojada carita, que me miró con una linda y confiada sonrisa por la extraña dulzura de aquel gesto.

Por fín, estaba completamente dentro de él. Dentro de mi hermanito pequeño. Mi fantasía de tantos momentos de placer en soledad. Mi calma en los momentos en el que deseaba destruir el mundo que me rodeaba y que parecía no querer comprenderme. La sonrisa que siempre conseguía que se me escapase al oír su voz. Mi Sasuke. Agarré su trasero y comencé a moverle con cuidado y despacio las caderas para que supiese lo que tenía que hacer. Sasuke siguió obediente y con un poco de trabajo al principio el movimiento que le marcaba. Aún le dolía un poco. Continué masturbándole para que esa desagradable sensación desapareciera de su cuerpecito. Yo quería su placer para conseguir el mío. Más fuerte. Más rápido. Sasuke se movía sin mi ayuda cada vez más rápido. Gemía más fuerte. Sus ojitos entrecerrados mirándome en aquel rostro enrojecido mientras cabalgaba sobre mí. No quería cerrar los ojos a pesar del placer que me envolvía a cada instante... porque él tampoco quería. No pude evitar dejar al fin su entrepierna y sujeté sus caderas, ayudándole en su ritmo frenético. Cada vez más gemidos, más contracciones, más excitación. Esto está mal. Sólo tiene 7 años. Es mi hermano. Estoy aprovechándome de su inocencia. Y lo peor de todo es que me gusta. Me encanta. Siempre quise hacerlo... y ahora lo estoy haciendo. Eran los pensamientos que rondaban por mi cabeza antes de oír el último y profundo gemido de Sasuke cuando llegó al orgasmo por primera vez, provocándome a mí que llegase también.

Sasuke cayó sobre mi hombro agotado y respirando aceleradamente, sintiendo cómo me abrazaba mientras descansaba de aquel "juego" que le había parecido tan inocente. ¿Cuándo había sido así de cariñoso Sasuke conmigo? Nunca. La frialdad de mi padre y la mía le habían hecho un niño que se guardaba las muestras de cariño y aquella era la primera vez que sentía a mi hermanito tan cerca de mí. Estuve un rato asimilando aquella situación, notando sobre mi corazón el cuerpo de Sasuke. Cuando quise darme cuenta, mis brazos habían envuelto aquel cuerpecito jadeante, como el mío en ese momento. Acariciaba su espalda con una ternura que jamás pensé que le transmitiría a nadie. Quizás, los dos estábamos en situaciones similares, cada uno a su manera. Mi rostro inexpresivo y confundido por lo que estaba haciendo. Sentía paz absoluta. Tranquilidad en mi interior. El mundo no existía. Solo Sasuke y yo...

- ¡Ya estoy en casa! - la voz de nuestra madre desde la entrada me devolvió a la cruda realidad y me deshice de inmediato del contacto de Sasuke, saliendo de la bañera apresuradamente y dejando a mi hermanito aún en el agua, mirándome con sus ojos negros sin saber el por qué de aquella reacción.

- Recuerda, Sasuke - le dije mientras cogía una toalla, disponiéndome a salir del cuarto de baño -. Esto es nuestro secreto.

Y tras el movimiento de afirmación de la cabeza de mi hermano pequeño, abrí la puerta y me fui a mi habitación con la toalla en la cintura, chorreando agua por mi espalda y mis hombros a causa de mi cabello mojado. Una vez estuve en la habitación, cerré la puerta y me quedé de pie, parado en medio de la estancia mientras me preguntaba interiormente...

¿Qué es lo qué he hecho?

Continuara…

Próximo capítulo: Noche de tormenta

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3Los juegos ero ero de ita sasu juju! xP Empty 2º cap Vie Ago 01, 2008 6:55 pm

Nyappy_yaku

Nyappy_yaku

Capítulo 2:

Noche de tormenta [itasasu]




Sasuke se comportó de forma normal durante la cena, lo que hizo que me tranquilizase un poco después de lo que había pasado. Aún no me lo creía del todo. Me había follado a mi hermanito de 7 años en el cuarto de baño. Era tan despreciable y a la vez tan morboso que la sangre amenazaba con salir de mi nariz cada vez que pensaba en ello. No sabía cómo él podía disimularlo tan bien mientras comíamos, ya que a mí me costaba la misma vida intentar no mirar su boquita mientras acercaba la comida hacia ella. Quizás para él no había sido tan impactante como lo fue para mí, al fin y al cabo, yo le había dicho que era un juego... y él sólo tenía 7 años.
Mientras mi madre lavaba los platos, mi hermano y yo veíamos la televisión en el salón. Su carita miraba a la pantalla con atención pero mis ojos se iban sin darme cuenta hacia él. Deseaba tanto abalanzarme sobre su cuerpecito allí mismo y hacerle de todo. Pero me tenía que aguantar, ya no estábamos solos en la casa. Aun así, su pelo era tan suave. Sus ojos tan inocentes. Su cara tan linda. Su cuerpo tan pequeño y tentador. Sus blancos piececitos moviéndose hacia un lado y hacia el otro al ritmo de la pegadiza música de un anuncio. Mis ojos no se podían despegar ya de él. Nuevamente, perdí el mundo de vista y sólo estábamos Sasuke y yo. Sin embargo, una voz me devolvió a la realidad sobresaltádamente de inmediato.
- Sasuke, lávate los dientes y acuéstate ya, que mañana tienes clase - le dijo mi madre desde la cocina a mi hermano, que se levantó de inmediato para obedecer tras un adorable "¡hai!" (nee, que bien, yo quiero un hijo así de obediente también, que creo que son inexistentes ^.^U)
Escuché el ruido del agua corriendo y el del cepillo de dientes de Sasuke. El agua. El cuarto de baño. Sasuke mojado. Sus mejillas rojas. Sus ojitos entrecerrados. Su vocecita excitada. Su respiración entrecortada. Me estaba excitando sólo de recordar aquel increíble momento. Sin embargo, el oír que mi madre cerraba el grifo del fregadero me alertó de que recuperase la compostura y volviese a disimular, ya que unos minutos después volvía al salón.
- Itachi, ¿te vas a ir a dormir? - me decía mientras limpiaba la mesa.
- No, me quedaré viendo la televisión.
- Bueno, entonces me voy a dormir - me sonrió y volvió a la cocina a soltar el trapo con el que había limpiado la mesa y quitarse el delantal. Luego, pasó nuevamente por el salón, diciéndome mientras se dirigía hacia su dormitorio -. Buenas noches, Itachi.
- Buenas noches - le contesté casi imperceptiblemente con sequedad, sin apartar mi vista de la pantalla del televisor.
El grifo del lavabo también había sido cerrado. Los pasos de Sasuke por el pasillo vibraban en mi cabeza (tú obsesionado no estás, ¿nee, Itachi?). Se cruzó con mi madre en el pasillo, cuando iba a entrar en su habitación. Le oí decirle, con aquella voz dulce e infantil "Buenas noches, mamá". Ella seguramente le sonreiría mientras le daba también las buenas noches. La televisión no era ninguna distracción en aquel momento para mí, puesto que toda mi atención se concentraba inconscientemente en torno a los movimientos y sonidos de los dormitorios. Mi madre se había metido ya en la cama, no sentía sus pasos por la habitación. Sasuke, antes de acostarse, preparaba la bolsa con las cosas de la academia. El suave tintineo de sus armas al chocar el metal cuando las guardaba. El sonido del papel de sus cuadernos y sus libros. Una vibración más fuerte de repente en el suelo de su cuarto. Se le había caído un pergamino al suelo. "Torpe" pensé mientras se me escapaba una sonrisa. Oí el velcro de su bolsa, ya había acabado de guardarlo todo. La dejó pesadamente sobre su escritorio y noté sus pasitos por el suelo. Un casi inaudible rechinar de su cama. El sonido de las sábanas al levantarlas para meterse bajo ellas. Sentía los movimientos de su cuerpecito acomodándose en la cama. Silencio en su habitación. El murmullo monótono de la tele de fondo en el salón. Mi cuerpo inerte y concentrado en lo que ocurría en los dormitorios durante un rato. La respiración tranquila y relajada de mi madre. Ya estaba dormida. Sasuke aún no. Y entonces, apagué la televisión y me levanté... caminando hacia el pasillo que conectaba los dormitorios.
Despacio y mecánicamente, mis pasos avanzaban por la oscuridad del pasillo. ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué voy a hacer? De repente, me paré. Estuve estático un rato... con la puerta del cuarto de Sasuke a mi izquierda. Aquella puerta cerrada a un escaso metro de mí. Me concentré. Mi madre dormía profundamente. Sasuke se comenzaba a quedar dormido. Sin ser dueño de mis actos, mi cuerpo comenzó a girar lentamente hasta quedar frente a la puerta del dormitorio de mi hermano pequeño. Sasuke. El deseo volvía a mí con sólo imaginarme aquella linda carita durmiente. Su cuerpecito envuelto entre las sábanas. Mi mano se alzó automáticamente hacia el borde de la puerta. Si abro esta puerta (son puertas correderas, nee), pensé, ya no la cerraré... hasta que esté dentro. Sólo unos milímetros separaban las puntas de mis dedos de la madera, cuando el remordimiento vino al fin a mí. El recuerdo de hacía unos segundos de ese "Buenas noches, mamá" me hizo sentir tremendamente mal conmigo mismo. Sólo tiene 7 años. Y yo... me he aprovechado de ello. Bajé la mano, alejándola de la puerta. La miré lleno de dudas. Estaba deseándolo pero sabía que no estaba bien. Sasuke era lo único bueno que tenía y no quería perderlo nunca por aquello. Sólo fue un error, los genios también se equivocan. Así que apoyé la frente suavemente en la puerta y cerré los ojos, oyendo la respiración de mi hermanito. Entonces, susurré sabiendo que no me oía...
- Buenas noches, Sasuke.
Me quedé unos segundos así, en silencio. Pero cuando me disponía a incorporarme para irme, mis ojos se abrieron sorprendidos de repente al oír, también en un susurro...
- Buenas noches, nii-san.
Mi corazón palpitaba con fuerza. Estaba poniéndome tenso. La tentación era tan grande que el deseo me envolvía cada vez más a cada segundo que pasaba. Mi mano comenzó a acercarse nuevamente a la puerta. Temblorosa y deseosa. Sin embargo, en el último momento, cerré el puño y me incorporé al fin. En la oscuridad, observé la puerta de su dormitorio. Y de nuevo, aquel pensamiento volvió a mi mente. Si abro esta puerta, ya no la cerraré... hasta que esté dentro. Por eso, me alejé de ella y fui al lavabo. Tras lavarme los dientes, me encerré en mi habitación y me asomé a la ventana un rato, antes de irme a la cama para intentar dormir. Mis cabellos sueltos se movían caprichosamente con el viento acariciándome la cara. La noche estaba oscura, sin estrellas y sin luna puesto que las nubes las ocultaban. Humedad en el ambiente. Mañana habrá tormenta.
Como había olvidado correr las cortinas por la noche, la nublada mañana me despertó con su tímida luz en mis ojos. Me dí la vuelta perezosamente en la cama para evitar esa molestia en mi rostro. Noté movimiento por la casa. Olía a desayuno. Mi madre estaba en la cocina, la sentía cocinando. De pronto, unas carreras por el pasillo. Sasuke. Una sonrisa se me dibujó en la cara. Hoy debe de tener exámen, pensé, por eso anda tan alterado por la mañana, ya que él nunca llegaba tarde a clase. Aunque tenía ganas de seguir remoloneando en la cama (era mi día libre, tenía derecho a hacer un poco el vago... ser capitán de anbu era cansado -_-), me decidí a levantarme. Quería ver su carita antes de que se fuese a la academia. Arreglándome un poco la revuelta melena, fui al baño y me dirigí luego al salón. Sasuke, con una galleta en la boca, revisaba por última vez su bolsa de la escuela. Cuando entré ni me miró, así que confirmé que tenía examen y a primera hora además. Mi madre me dió los buenos días y se fue a prepararme el desayuno. Cuando estuvo seguro de que lo llevaba todo, mi hermano cerró la bolsa y se dispuso a marcharse... pero antes de que lo hiciese, le quité la galleta de la boca tranquilamente. Él se quedó con el trozo roto en la boca y yo me llevé hacia la mía lo que quedaba, mientras me miraba enfurruñado como diciendo "eso era mío". Mis ojos se clavaron profundamente en los suyos y le dije...
- Suerte en el exámen.
Sasuke pareció sorprendido un instante pero cuando consiguió reaccionar, me quitó lo que quedaba de galleta y se la comió sonriente, mascullando un adorable "gracias". E inmediatamente, se colgó la bolsa y se puso en un segundo las sandalias; saliendo corriendo a continuación mientras gritaba que ya se iba. De inmediato, mi madre salió de la cocina y miró hacia la puerta como preocupada.
- Seguro que se olvidó de coger el paraguas y mira que se lo dije en el desayuno...
Efectivamente, el pequeño paraguas rojo (es rojo tomate, por eso le gustaba a Sasuke XDDD) de Sasuke estaba en la entrada junto a todos los demás.
- Que se acostumbre a la lluvia - dije secamente encendiendo el televisor -. Para ser ninja tendrá que soportar cosas peores que un poco de agua sobre él...
Mi madre me miró y volvió a la cocina para traerme el desayuno. Yo mientras, veía los dibujitos animados que daban por las mañanas. Eran una mierda pero cómo enganchaban los jodíos. Ya me sabía los nombres de los cuatrocientos mil pokétones de tanto verlos y como a Sasuke también le gustaban, pues le pedía a mi madre que se los grabara. Estaba tan enganchado, que hasta se había comprado el juego de la videoconsola y me hacía buscarle con desesperación el pokéton ultra-hiper-mega-difícil-de-conseguir cuando me iba de misión (sí, esos pokétones los tenían tan bien guardados los programadores de los juegos como si fuesen archivos sagrados).Sasuke. Sin saber por qué, giré la cabeza y me perdí el ataque chidorazo de Pikakashu. Mis ojos se habían parado en el paraguas rojo de mi hermanito pequeño...
Estando el día nublado y amenazando tormenta, me decidí no salir y quedarme toda la mañana jugando con la videoconsola portátil de mi hermano. Le iba a matar algunos de los pokétones que tenía para putearle un poquito pero al final me dió pena y le atrapé unos cuantos nuevos, para que luego se quejara y no me dejase ni tocar el juego encima... Así estuve hasta la hora de almorzar. El tiempo estaba empeorando. Mi madre y yo comimos viendo la tele (joder, no hacen más que comer y ver la tele, pobre mujer, todo el día la tengo metida en la cocina, nee ^.^U) y mis ojos se iban disimuladamente hacia el paraguas de Sasuke. Terminé a una velocidad que sorprendió a mi propia madre y me fui hacia la entrada mientras decía con mi sequedad de siempre:
- Ahora vuelvo - me calcé y cogí despreocupadamente el paraguas de mi hermano tras coger el mío, antes de salir. Sentí que mi madre sonreía.
Saltando por los tejados bajo el cielo cada vez más lleno de nubes oscuras, me dirigí hacia la academia ninja. Ahora debe de ser la hora del recreo, estarán comiendo. En pocos minutos, llegué al edificio donde estudiaba Sasuke y en el que yo mismo estuve hace años. El patio estaba desierto. Normal, pensé, con este tiempo no los dejarán salir afuera. Busqué la ventana del aula de mi hermano. Y lo encontré. Estaba al fondo de la clase, sentado solitario en un pupitre comiendo de su bento el almuerzo mientras los demás niños jugaban ruidosamente por la clase o terminaban de comer con sus amigos. Así que los dos no somos tan distintos... Sasuke. De repente, giró su cabecita hacia la ventana. Se había percatado de mi presencia y le esperé en el alféizar de la misma. Los niños iban dejando lo que hacían y me miraban curiosos y en silencio mientras Sasuke se acercaba a mí.
- Nii-san, ¿qué haces aquí? - me preguntó extrañado, con un par de granos de arroz manchando su blanca e inocente carita.
- Se te olvidó esto - le dije, tendiéndole su paraguas. Me miró alucinado.
- ¡Muchas gracias, nii-san! n__n - me agradeció cuando consiguió asimilar aquella extraña muestra de atención por mi parte. Y, como quien no quiere la cosa, le quité un grano de arroz de la cara y me lo comí.
- ¿Fue difícil el exámen? - le pregunté para distraerle mientras le quitaba el otro grano de arroz y me lo llevaba a la boca.
- Un poco - sorprendentemente, Sasuke me sujeto la mano y se comió rápido el grano de arroz que yo me iba a comer -. Y no te comas también mi almuerzo, nii-san >__<
Me había quedado anonadado. La sensación de su húmeda y caliente boquita en mis dedos cuando cogió el grano de arroz. Esa preciosa carita tan adorablemente enfurruñada por una tontería como aquella. Sus ojitos negros felices, mirando su pequeño paraguas rojo que le había traído su frío nii-san. Sasuke. Mi Sasuke. Otra vez notaba dentro de mí aquella ansia prohibida. Esa sensación de que todo lo que nos rodeaba desaparecía, el ruido de los niños, sus miradas curiosas... sólo Sasuke y yo de nuevo. Pero también iba a volver a la realidad otra vez por culpa de una voz, solo que ahora no era la de mi madre...
- ¡Ey chicos! Qué estáis maquinando, que estáis todos muy callados? - un sonriente chuunin de piel morena (¡KYYYYAAAAA¡ !IRUKA-SENSEI CON 20 AÑITOOOS! >////<) entró en el aula y enseguida, al darse cuenta de mi presencia allí, me miró con desconfianza - ¿Quién eres?
- Es mi hermano mayor, Iruka-sensei - le dijo enseguida Sasuke al notar que me creía un sospechoso.
- ¡Ah!, ¿tú eres Uchiha Itachi? - su expresión se relajó y volvió a sonreir - Por la academia se habla mucho de ti ^____^ Yo soy Iruka-sensei, el profesor de Sasuke.
- ... sólo venía a traerle el paraguas a mi hermano - le dije con mi típico tono seco, deseando evadir toda conversación posible sobre mi genialidad, mientras Sasuke levantaba el paraguas para mostrarle que era verdad - ... me iba ya...
- De acuerdo, me ha encantado conocerte ^___^
Casi al instante en que pronunció esas palabras, me fui rápido de la ventana después de advertirle a mi hermanito...

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Nyappy_yaku

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- Vete directo a casa cuando salgas, Sasuke, va a haber tormenta - y movió afirmativamente su cabecita.
Me iba alejando de allí cuando empezaron a caer las primeras gotas de lluvia, por lo que me dí prisa en llegar a casa. Sasuke tiene un profesor muy sonriente y feliz, pensaba por el camino. Ese hombre debe de guardar muchos secretos... y muchos sufrimientos... Lo que yo no sabía en aquel momento, era que los problemas y los sufrimientos me los iba a causar ese hombre a mí más adelante.
Afortunadamente, la lluvia comenzó a caer cuando traspasé el umbral de la entrada de mi casa. No tardó en diluviar y ya no paró de llover en toda la tarde. Yo tenía que mantener distraída la mente, aquel recuerdo del grano de arroz arrebatado de mi mano por la boca de Sasuke no me dejaba en paz. Ni los pokétones me hacían olvidarle. Cada vez que miraba la pantalla de la videoconsola, sólo veía cómo me follaba al niño que capturaba los pokétones imaginando que era Sasuke. No, tenía que sacármelo de la cabeza. Ya había caído una vez en la tentación pero, una vez que ya había probado el sabor de su piel y me había sentido dentro de él, su calor, el deseo se me convertía en una tortura. Me fui a darme una ducha, no quería que volviese a pasar la situación del día anterior. Mi madre se ofreció a prepararme un baño pero me negué, quería estar bajo el agua lo menos posible para no recordar ese morboso momento en que hice mío a mi pequeño Sasuke. A pesar de que no hacía calor, abrí sin piedad el agua fría y me metí bajo ella. Tiritaba por la sensación helada en mi piel, pero ese era el castigo que me imponía por lo que había hecho y por los pecaminosos pensamientos que pasaban por mi cabeza, con sólo recordar el nombre de mi hermano. Aun así, el deseo luchaba pero el agua fría lo castigaba. Apoyé mis antebrazos en la pared del baño y aquella sensación helada bajó por mi espalda, haciendo que un desagradable escalofrío me recorriese completamente. Cuando mi piel estaba tan fría que ya no sentía nada, cerré el grifo. Todavía seguía apoyado en la pared por los antebrazos. Pequeñas gotas de agua rebalaban por mi pelo y mi cuerpo, que no dejaba de tiritar. Aquello me parecía tan poco castigo para lo que había hecho y lo que aún pensaba en hacer. Sasuke. Mi Sasuke. Y abrí otra vez el agua fría.
Aunque suene extraño, no pillé un resfriado por aquello (nee, ¡que el capitán de anbu es fuerte!). La lluvia seguía cayendo con fuerza. Sasuke estaba al llegar y como mi madre pensó que vendría empapado, fue a prepararle el baño mientras yo miraba la tele (ya me harté de follarme al niño de los pokétones U). Al rato, sentí una presencia acercándose por la calle. "Ya está aquí" pensé mientras me empezaba a poner nervioso. Mi madre venía del cuarto de baño cuando Sasuke entró por la puerta y decía un ruidoso "¡ya estoy en casa!" mientras se descalzaba en la entrada. Dejó el paraguas y se fue directo hacia mí, por lo que le dí un golpecito en la frente cuando paró intentando esquivarlo.
- ¿A dónde vas con esas prisas? - le dije mientras se frotaba el golpe en la frente. Entonces, Sasuke puso su cara muy cerca de la mía, no dejándome disimular mi sorpresa ante aquello mientras hablaba poniendo morros.
- ¿Me grabaste Pokéton? ò___ó
- ... sí, claro - dije apartándo su cara con un dedo - Y te he conseguido 23 pokétones más en el juego
- ¡Te dije que no cogieras mi juego! >___< ¡los quería atrapar yo todos! Pues que sepas que los voy a matar y los capturaré yo ò__ó ... ¡y se dice pokétons, no pokétones! >__<
- Bueno, bueno, ya basta de peleas - empezó a poner paz mi madre (sinceramente, me daban igual los pokétones en ese momento ) -. Sasuke, suelta la bolsa y métete en la bañera, que la tienes lista. Yo voy a ir haciendo la cena (lo dicho nee, esta mujer siempre la tengo en la cocina o en el cuarto de baño ^.^U).
- ¿Itachi ya se ha bañado? - le preguntó a mi madre, que le contestó desde la cocina. Yo me puse cardíaco por culpa de esa pregunta y desee taparle la boca a mi hermano.
- Sí, se duchó antes de que vinieses, métete al baño para que no te enfríes - antes de irse, me dedicó una mirada extraña. Cuando se iba, sus ojos parecieron tristes. ¿Qué le pasaba a Sasuke?
La pantalla del televisor era un mero fondo difuminado ante mis ojos, que sólo podían ver la mirada que me acababa de dirigir Sasuke. Me concentré en el cuarto de baño, a ver si por sus acciones podía averiguar algo. Echó la ropa al cesto de forma normal. Oí el grifo de la ducha. No, no empieces de nuevo, me decía a mí mismo, al comenzar a imaginar el húmedo y blanco cuerpecito de mi hermano bajo el agua. Pero era completamente imposible concentrarse en aquello sin visualizar esa cosita preciosa completamente mojada y recordar el baño del día anterior, así que me dediqué a ver un programa de la tele que ni me interesaba pero que al menos me distraía. Lo que no conseguía quitarme esa mierda de la televisión, eran esos ojitos negros que nunca me habían mirado así. ¿Qué te pasa, Sasuke?
La cena fue aparentemente normal. Aparentemente, puesto que Sasuke sabía disimular muy bien. Lo suficiente como para que mi madre no sospechara que le pasaba algo pero que yo sí que me daba cuenta. ¿Le habrían dicho algo en la academia cuando fui a llevarle el paraguas? ¿Los profesores? ¿Los niños quizá? No conseguía imaginar cuál era la razón de que me mirase de aquella forma. Yo tenía algo que ver, estaba claro, y tenía que haberle pasado en la escuela, puesto que por la mañana y cuando yo fui allí, él estaba como siempre. Al igual que él, yo también disimulé delante de mi madre. Si había algún problema conmigo, quería que me lo contara a mí. Entonces, una escabrosa idea rondó por mi mente un instante y mi cara cambió de forma alarmante, de modo que tanto Sasuke como mi madre se dieron cuenta...
- Itachi, ¿qué te ocurre hijo? - me preguntó muy preocupada mi madre al ver mi expresión.
- ... nada. Sólo que no me encuentro muy bien - dije levantándome de la mesa y dirigiéndome hacia mi habitación -. Me... voy a la cama...
- Itachi, ¿quieres tomarte algo para... ? - seguía insistiendo preocupada, incorporándose para acercarse a mí y ver si tenía fiebre (vamos, lo que hacen todas las madres, nee)
- ¡He dicho que no es nada! - le contesté amenazadoramente, asustándola a ella y a Sasuke, por culpa del temido pensamiento que me hacía perder los nervios. Me intenté tranquilizar y volví a caminar hacia mi cuarto, diciendo más calmado - Lo único que necesito es dormir...
Entré en mi dormitorio y cerré la puerta tras de mí, metiéndome en la cama a continuación. ¿Era posible que hubiese pasado? me preguntaba, sin ocultar ya la completamente preocupada expresión de mi rostro, que tanto había alarmado a mi madre y a mi hermano. ¿Sasuke... se lo ha contado a alguien? ¿Alguien sabe que me follé a mi hermano de 7 años en el cuarto de baño ayer? ¿Y si se le escapó? ¿O si se lo dijo a los niños para presumir de que ya era mayor y algún profesor se enteró? Las dudas y el remordimiento me envolvían cada vez más fuerte, hasta llegar a ahogarme como una soga al cuello. No sabía qué iba a hacer si alguien se enteraba. ¿Chantajearle? ¿Amenazarle? ¿Matarle? Todo era tan complicado. Mi mundo era complicado. La única persona que me comprendía no la podía tener como yo quería. ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué tenía que tener tantísimo morbo un niño de 7 años con mi misma sangre corriendo por sus venas? Las horas pasaban y mi preocupación crecía por momentos. Las gotas de lluvia martilleaban con fuerza los cristales de la ventana. La luz de los relámpagos llenaba de luz en un instante la oscuridad de mi cuarto, retumbando a continuación el trueno correspondiente. Pero yo parecía no verlo. Ya no podía pensar siquiera en lo que ocurría fuera de mi habitación sino todo rotaba alrededor de ese miedo. ¿Y si alguien... ha descubierto nuestro secreto? De repente, la puerta de mi habitación se corrió levemente y las respuestas a mis dudas vinieron solas.
- ... nii-san... - susurraba tímidamente Sasuke, mirándome con aquellos ojitos negros tan tiernos, agarrado al marco de la puerta - ¿puedo... dormir contigo?
- ... - no podía creerme lo que oía y veía - ¿por qué?
- Es que... - desvió la mirada adorablemente. Aquella vocecita infantil y susurrante - me... dan miedo... los truenos ú///ù
- ... ¿desde cuando te dan miedo los truenos? - en ese momento, sonó un fuerte trueno y Sasuke se encogió asustado.
Esa reacción me hizo levantar la sábana, como dándole permiso para que se metiera en la cama conmigo. Yo mismo estaba cayendo en mis tentaciones inconscientemente. Sasuke cerró la puerta y corrió hasta la cama, metiéndose bajo las sábanas junto a mí. Acababa de descubrirse sin darse cuenta. Un relámpago. Al poco de ver aquella luz, Sasuke se acurrucó en mi pecho, asustado. Y sonó el trueno. Se volvía a descubrir sin darse cuenta. Yo no me lo podía creer. Aquello no podía ser real. Así, que decidí confirmarlo.
- Sasuke... - mi hermano levantó la cabecita y me miró - a tí... no te dan miedo los truenos... ¿verdad? - Sasuke abrió mucho los ojos, puesto que se vió descubierto y volvió a enterrar su carita en mi pecho.
- ¿Estás... enfadado conmigo... nii-san? - decía con una tierna vocecita, como si no quisiera que le riñera.
- ¿Por qué tendría que estarlo? - los latidos de mi corazón se aceleraban. Ahora iba a descubrir que le pasaba a mi hermano.
- No sé... estás raro, nii-san - ¿raro yo? pensaba que era a él a quien le pasaba algo y no a mí - ¿Es... porque no te dejé terminarte la galleta que me quitaste esta mañana? - no me lo podía creer lo que oía - ... ¿o es porque me comí el grano de arroz que te ibas a comer tú? - cada vez estaba más asombrado - ¿o fue porque dije que iba a matar los pokétons que tú me conseguiste? - su inocencia diciéndome aquello con preocupación me llenaba de calidez y ternura obscenas.
- No, Sasuke - bajé mi rostro y lo froté con suavidad con su cabello negro -. Yo no estoy enfadado contigo. Sólo... quiero saber porqué me miraste así cuando te fuiste a bañar... - sentí un pequeño espasmo de su cuerpecito, se había puesto nervioso. Se sonrojó. Y lo que me dijo a continuación, fue lo que me hizo creer que todo lo que estaba pasando en aquel momento en mi habitación era un sueño...
- ... como mamá dijo que ya te habías duchado pensé - hablaba tímidamente -... que ya no querías... jugar más a nuestro juego secreto... u//////u

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Nyappy_yaku

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- ¿Por eso has fingido que te daban miedo los truenos... y has cerrado tan bien la puerta al entrar? - le susurré sensualmente mientras mis brazos le envolvían - ¿para que mamá no nos oiga... Sasuke?
Sasuke hundió un poco más su avergonzada y sonrojada carita en mi pecho, haciendo que nuestros cuerpos quedasen más cerca todavía. Yo le tenía entre mis brazos casi sin creérmelo. Mi hermanito pequeño había venido a mi habitación él solito buscando sexo con tontas excusas. Me avergonzaba de mí mismo, estaba convirtiendo a Sasuke en un pervertido... igual que yo. De pronto, sentí cómo Sasuke se movía. Una placentera sensación en mi cuerpo. Estaba moviendo sus caderas, rozando su entrepierna con la mía una y otra vez. No puedo pararle, aunque quiera, no puedo. Yo lo empecé una vez y esto es lo que he conseguido. Sé que lo que hice esta mal y me propuse no volver a caer más. Me castigué incluso por ello. Pero ahora, no pararé... no puedo... no quiero... lo deseo... y él también...
Así que seguí su ejemplo y moví también mis caderas, rozando cada vez más fuerte esos bultos que comenzaban a crecer entre nuestras piernas. Sasuke respiraba entrecortadamente en mi pecho pero yo deseaba su boca, por lo que le levanté la cara y me encontré una preciosidad iluminada por la luz de los relámpagos. Sus ojitos entrecerrados mirándome, sus mejillas encendidas, su carita mostrando que estaba sintiendo esa rara sensación llamada placer. Le miré un instante sensualmente y baje mi rostro para sentir sus labios. Qué suaves y dulces. Quería comérmelos y no dejarle nada a nadie más. Sasuke abrió la boca, quería mi lengua. Le había cogido gusto después de todo, aunque la primera vez no le agradase. Ahora, su lengüita se movía inquieta buscando la mía. Yo estaba extasiado con todo aquello. Su caliente y húmeda boquita devoraba hambrienta la mía como yo la suya, explorando cada rincón de las mismas con nuestras lenguas perversas.
Mis manos bajaron hasta su pequeño trasero, agarrándolo con impaciencia sin dejarnos de besar como desesperados. Casi ahogándonos por la falta de aire, pero debíamos procurar no hacer ruido. Nuestras respiraciones entrecortadas comenzaban a convertirse en gemidos. Entre nuestras piernas ya había dos erecciones. Nuestras bocas no paraban de besarse ansiosas. Mis manos no dejaban de agarrar con morbosa lujuria su culito, moviéndole las caderas con más rapidez pata rozar nuestras erecciones. Mucha presión. Me liberé el endurecido pene y le hice lo mismo a Sasuke, tras agarrarle el bulto de entre sus piernas con lascivia. Mi mano entonces, comenzó a masturbarle con decisión... por lo que mi hermano hizo lo mismo con el mío. Le daba un poco de vergüenza al principio, pero pronto se acostumbró. Contracciones. Calor. Más besos. Más gemidos ahogados entre su boca y la mía. Yo no podía más, necesitaba saborear su piel.
Me moví y me coloqué sobre Sasuke, volviendo a apresar sus labios... sólo que esta vez comencé a bajar. Su cuello, tan blanco, tan suave, tan dulce como toda su piel. Mi hermanito se tapaba la boca para que no se oyesen sus gemidos y a mí eso me volvía loco de deseo. Mientras degustaba su cuello, seguía acariciando y presionando sin parar su pequeño y endurecido pene. Él hacía lo mismo con el mío, apretándolo con más fuerza cada vez que sentía una nueva contracción. Y cada vez, lo hacía con más frecuencia. Más rápido. Más calor. Colé mi mano libre bajo su camiseta y acaricié su torso con lujuria, pellizcando sus pezones con impaciencia, endureciéndolos y llenándo a mi pequeño Sasuke con más placer del que se podía imaginar. Aquella situación parecía también excitarle a él. Nuestra madre durmiendo al lado de aquella habitación y nosotros follando como desesperados, intentando no hacer ruido. La cara de Sasuke estaba roja, casi no podía aguantar los gemidos bajo sus manos. Yo no me quería arriesgar a bajar más, por si teníamos que recobrar la compostura en un instante por haber hecho demasiado ruido. El riesgo de aquel momento. Lo prohibido de aquel acto. El morbo de estar haciendo algo malo pero que te gusta de una manera descomunal. Sasuke lo sentía y yo también.
Mis dedos impacientes fueron humedecidos un momento en mi boca y los comencé a introducir dentro del cuerpecito de Sasuke, tras quitarle el pantalón y la ropa interior. Mi hermano no podía más. Sus manitas apretaban su boca con fuerza para no dejar escapar ni un sólo sonido de placer. Yo deseaba tanto oírle gemir como en nuestra primera vez, pero no podíamos. Teníamos que aguantar para poder seguir con aquello. Mis dedos entraban y salían, cada vez con más facilidad. Su interior se contraía y se relajaba bien. Ambos estábamos muy excitados por el momento elegido para hacerlo y mi primera invasión a su interior parecía que le había dado una pequeña seguridad, al saber lo que se sentía en cada momento y todo lo que iba a pasar a continuación. Mi Sasuke aprendía todo muy rápido. Entonces, comenzó a mover las caderas al ritmo del mete y saca de mis dedos y yo comprendí que ya estaba preparado para volver a tenerme dentro de él...
Humedecí mi mano con mi lengua sensualmente frente a sus excitados ojitos negros y me masturbé un momento mi erección. Sabía que le iba a doler al entrar, así que cuando le estaba abriendo las piernas y echándoselas un poco hacia atrás, Sasuke alzó los brazos para poder abrazarse a mi cuello. Era como si el sentir mi acelerado corazón sobre el suyo le fuese a calmar aquel desagradable momento inicial. Antes de entrar, una vez posicionado, me incliné sobre su húmedo y caliente cuerpecito y noté su respiración entrecortada junto a mi oído cuando rodeó mi cuello con sus blancos brazos. Yo no me pude resistir y le abracé también, apretándole contra mi corazón mientras penetraba despacio en su pequeño interior. Sentí como su cuerpecito se retorcía de dolor, oyendo sus ahogados quejiditos. Se mordía los labios para no dejar escapar el dolor ruidosamente de su boca. Yo giré la cabeza y le miré. Su carita estaba llena de angustia y sus ojitos cerrados, sufriendo en silencio mientras se mordía los labios más fuerte cada vez que me sentía más adentro de él. No quería ver ese sufrimiento en mi Sasuke, así que me decidí a poner remedio a ello cuanto antes.
Lamí sensualmente su enrojecida carita, terminando de entrar completamente en la estrecha cavidad. Esperé una milésima de segundo la contracción que aquello le produjo y comencé a mover las caderas muy muy despacio. La respiración de Sasuke se aceleraba. La mía también. Cada uno ahogaba sus gemidos en el hombro del otro. Todavía estaba algo estrecho y no quería moverme más rápido para no hacerle daño pero el deseo luchaba con poseerme en cualquier momento. Así que mis manos bajaron sutilmente por su espalda, sintiendo como aquello le producía unos agradables escalofríos, y agarré su trasero fuertemente en cuanto llegué a él. Una gran contracción en su pequeño cuerpecito. Se relajaba. Aquello había hecho efecto, por lo que me comencé a mover un poco más rápido. Sí, a Sasuke le gustaba. Oía como intentaba acallar en mi cuello sus cada vez más ruidosos gemidos. Más rápido. Levanté la cabeza de su cuello y su sonrojada carita, ebria de placerm quedó a mi merced. En un instante, casi sin poder recrearme apenas en esos ojitos negros entrecerrados, me abalancé sobre su boca apasionadamente para ahogar nuestros gemidos juntos.
La lluvia caía de forma torrencial, repiqueteando insistentemente en los cristales. Los truenos nos ayudaban a esconder nuestros sonidos de placer prohibido. La oscuridad de la habitación dejaba ver dos siluetas abrazadas con movimientos frenéticos bajo las sábanas de la cama cuando era iluminada durante un segundo por un relámpago. Al notar que las caderas de Sasuke debajo de mí luchaban por moverse al ritmo ansioso de las mías; decidí ayudarle, moviéndoselas yo mismo puesto que tenía mis manos aún agarradas en su culito. Las contracciones de placer eran irrefrenables. El calor inmenso. La presión extrema. Nuestros gemidos tremendamente fuertes, siendo acallados por el movimiento de nuestras bocas desesperadas y nuestras lenguas llenas de perversión y lujuria. Creí que moriría ahogado de placer por falta de oxígeno y con la ansia de gritar cuánto estaba disfrutando aquello. Más rápido. Más embestidas. Más presión. Sasuke completamente mío. Todo mío. De repente, el éxtasis absoluto.
Había sido increíble, habíamos llegado juntos al orgasmo. Por un momento llegué a pensar que le partiría en dos, tras la última y bestial penetrada que le dí a su interior en el momento en que aprisionamos a la vez nuestro profundo gemido de placer al corrernos. Notaba el cálido semen (bueno, poco tendría siendo tan peque ^.^U) de Sasuke entre mi torso y el suyo. Su pequeño pecho subiendo y bajando húmedo y cansado. Recosté mi cabeza sobre él y oí su corazón acelerado. Ambos respirábamos entrecortadamente, intentando volver a la normalidad. Sus deditos juegueteaban con los oscuros mechones de mi pelo y una sonrisa apareció en mi rostro. Nos relajábamos. Tranquilidad. Paz. Respiraciones calmadas. El corazón de Sasuke. Silencio. Con mucho trabajo, porque me gustaba estar en aquella posición tan relajada con mi hermano, me incorporé un poco para mirar a Sasuke y susurrarle:
- Sasuke... recuerda que esto... - cuando mis ojos se posaron sobre su carita me callé y no pude evitar una sonrisa... Sasuke se había quedado dormido.
Procurando no despertarle, le limpié el resultado de nuestro placer de encima y le volví a vestir. Despacito y sin hacer ruido, le tomé delicadamente entre mis brazos y le llevé por la oscuridad de la casa hasta su habitación, dejando su cuerpecito dormido en su cama. Le arropé y, antes de irme, le miré un momento. La lluvia seguía cayendo. Los truenos seguían sonando tras la luz de los relámpagos, dejándome ver la dulce expresión del rostro de mi hermanito mientras dormía. Sentía un calor agradable dentro de mí. Ternura. Me sentía feliz de que Sasuke hubiese hecho eso, aunque supiese que estaba mal. Quizás, mi hermano me comprendía y se sentía como yo, por eso lo hizo. No lo sabía pero tampoco me importaba demasiado en aquel momento. Sólo podía sentir felicidad recorriendo mi ser sin dejar de mirar esa pequeña e inocente criatura tan linda. Acerqué una mano a su rostro y acaricié sutilmente sus suaves cabellos, bajando por su blanca mejilla con dulzura. Mi corazón acelerado. Me incliné hacia él y besé suavemente su frente, en el mismo lugar donde siempre le daba mi habitual golpecito. Luego le miré a sus ojitos cerrados, a escasos centímetros de mi cara y le susurré...
- Buenas noches, Sasuke - y le besé los labios con una dulzura que jamás creí poseer.
Me incorporé y fui hacia la puerta para volver a mi dormitorio. Sin embargo, cuando me disponía a cerrar la puerta del cuarto de Sasuke, un susurro me sorprendió a mi espalda e hizo que me parase de inmediato...
- Buenas noches, nii-san... - automáticamente, una sonrisa se dibujó en mi cara y volví a reaccionar, cerrando la puerta tras de mí al salir de la habitación de mi listo hermanito.
Pero la calma no dura para siempre... y ya no faltaba mucho para que terminase para Sasuke y para mí...

Continuara…

Próximo capítulo: La calma desaparece

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